
Archivo: el montón y Goya.

Archivo: el montón y Goya.
Estas imágenes cuestionan el texto el género como realidad tan palpable, el imaginario en el que nos movemos, que parece tenerlo tan claro. Caras capturadas al azar y sin criterio. Reveladoras, porque cuando descendemos del panorama virtual, siempre descubrimos que dicho panorama virtual es una mera caricatura de la realidad. Las diferencias entre las caras de hombres y las de las mujeres son abismales en la web, pero en realidad…
Estas fotos corresponderían al «montón de cartas», en el juego que estamos inventando, y una a una han sido tomadas y recortadas. Las conclusiones que sacamos son las siguientes:
PRIMERA. No olvidar, en los discursos, a los mayores, a los viejos y a las viejas. Goya, pinturas negras. ¿Cuántas, de estas personas que pasan por la calle, son mayores de cincuenta? Muchas. Y no es un error en la selección de la muestra, porque es bien sabido que la población de occidente envejece. y ¿qué pasa con nosotrxs? Hay que hablar del sexo de los mayores, ya Goya hablaba, en las pinturas negras, del sexo. Ya se ha hablado de las prácticas sexuales de las brujas. Ya está bien de ignorar la furia por recuperar el placer que tenemos los viejos y viejas.
SEGUNDA. Cuanto más tiempo pasa, más nos parecemos ambos sexos. De nuevo Goya, y las dificultades que han tenido los investigadores para identificar el sexo de sus personajes. Constatamos al mirar las fotos de las personas mayores que, conforme pasa el tiempo, hombre y mujer se van asemejando físicamente hasta llegar a ser casi indistinguibles. Y si no, obsérvense las fotos. Orejas engrosadas, nariz mayor en mujeres, gesto de preocupación congelada en todos.
TERCERA. Sin contar la estructura corporal y el vello, con frecuencia somos indistinguibles. Por eso, cómo nos afanamos en diferenciarnos, hasta la forma de fumar es diferente y caracterizadora según el género (sujeto dos de El montón uno).
CUARTA. No hay una ni dos, hay muchas personas que se sitúan en esa zona de indistinción. El propio Goya. Eso lo sabía Goya, y esa es una gran lección.
QUINTA. Lo que hace más peculiar la cara de la mujer no es ni el ancho de la nariz ni lo fino de la piel, sino la actitud complaciente y solícita que adopta… y no se ha recogido en estas capturas, en las que estaba sola y no le hacía falta ser complaciente.
Bischofberger, U (2023) El montón uno. (Fotografías digitales recortadas).
Bischofberger, U (2023) El montón dos. (Fotografías digitales recortadas).
Bischofberger, U (2023) El montón tres. (Fotografías digitales recortadas).
Bischofberger, U (2023) El montón cuatro. (Fotografías digitales recortadas).
Aquí el gran Goya.
Aquí, la carta que le escribe a su amigo, en la que le dice Martín mío, con tus cartas me prevarico, pues si no tuviera el empeño del cuadro me arrebataría a irme contigo, porque es tanto lo que me gustas, y tan de mi genio, que no es posible encontrar otro.
Aquí, un corazón que le dibuja y le manda.
Y aquí, las manos del doctor que le atiende, que él pinta. Tareas pendientes:
– Leer sobre la vida de Goya
– Enterarme de cuáles son los títulos de los estudios de género en las grandes universidades
– Aprender inglés
– Averiguar si Goya tenía disforia de género.
– Ir a la Quinta del sordo.
Debatecontribution 0en Archivo: el montón y Goya.
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